viernes, 16 de abril de 2010

SOMBRAS DE UNA VIDA

PINTURA DE VIEJO ZORRO (INfa INOT)

Hablando con mí sombra
¿Cómo pasar por la vida de largo sin hacerle un simple guiño a mi sombra? A ti, sombra que me acompañas a todas partes, tú que  te arrastras para seguirme, que caminas a mi paso y descansas conmigo, tú que fuiste fiel compañera de mis juegos cuando solo era un niño ¿Cómo no hacerte ahora que soy mayor, un guiño? Yo te lo hago agradecido porque me acuerdo de ti, de las carreras que echamos juntos, de cuando me escondía  de ti  ¿Te acuerdas sombra? Las veces que intenté pisarte y nunca lo conseguí.

Un día cuando más lucía el sol,  decidí que te perdería y hasta que mis piernas aguantaron, no dejé correr, ni de mirar atrás y tu siempre me seguías, cuando no pude más, me caí rendido bajo un frondoso cerezo y abrí los ojos  sorprendido de que no estabas allí, no sabes la alegría que me di, lo que disfruté de haberlo conseguido, pero no tardé en sentir la nostalgia de haberte perdido. La grande sombra del cerezo te había engullido y se quedó inmóvil en torno a mí, no acertaba a comprender  el porqué, no podía verte a ti y sin embargo me veía a mi atrapado por la sombra del cerezo. Tumbado sobre la hierba fresca de aquel prado, que ya no existe, en beneficio del cemento, un buen rato pensando en ti me tuviste y de lo poco que podía entender por mi corta edad, no sin darle vueltas en mi cabeza a tu compañía, no pude evitar pensar que eras mi mejor amiga, la que nunca bajo el sol me perdía, la que en todo me imitaba y en silencio caminaba siguiendo siempre mis pasos a cualquier lugar iba.

Yo hablaba contigo sombra, sabiendo que no me habías de contestar, así te sentía más viva en aquellos hermosos días, que solo existían cuando yo era un niño y tu mi mejor amiga, las cosas como son…  Todo aquello dista mucho de hoy y, allá lejos en un tiempo que no volverá, quedó el niño y quedó su pequeña sombra, quedaron sus sueños, en aquellos amaneceres, quedaste tú sombra niña y yo seguí adelante con mis recuerdos y una sombra que hoy me sigue por simple rutina. Cuando vuelvo la vista atrás, no puedo evitar dedicarte un recuerdo, fiel compañera, pues siempre estabas dispuesta a jugar conmigo, sé que sigues a mi lado todavía, pero es como si no existieras, porque falta el niño que jugaba contigo, y aunque a ti te sigo teniendo, a él ya lo he perdido y ojalá no lo perdiera, pues al hacerse mayor, una sombra la tiene cualquiera y solo te acuerdas de ella cuando te falta el sol y, no es de la sombra de quien te acuerdas, sino de que el tiempo empeora y puede que llueva…

Hoy querida sombra, me escondo detrás de la pantalla de mi ordenador para seguir hablando con otras, pues ya no tengo el valor de hablar contigo por la calle como lo hacía cuando los dos éramos críos y, que conste que por mí no es, sino por tanto loco suelto que viendo que hablo solo, a caso puedan pensar que el loco soy yo.  Lo que piensen en realidad, es lo que menos me importa, por eso aprovecho que estamos solos para contarte una vez más, que sin abandonar nuestras charlas, hoy hablo también con estas pequeñas  sombras hechas letras que se estiran, se encogen, se agrupan, se separan, aparecen y desaparecen en mi pantalla, para hacerme sentir como antaño cuando jugaba en tu compañía, a ti te proyectaba el sol, a estas las proyecta otro tipo de energía, tú te movías con mis pasos, con mis carreras, estas se mueven de otra manera, tú eras mi sombra, muchas de estas no sé de quienes son siquiera, al fin acaban siendo esas sombras amigas que deseas que aparezcan cada día en esta pantalla azul.

Todo cambia, todo se va y todo se queda, yo sigo siendo el que era, pero hoy las sombras que me acompañan en mis juegos, me llegan desde todos los rincones, con acentos, puntos y guiones, para crear en mí ilusiones como tú las creabas ayer, se hacen mis aliadas y las quiero como se pueden querer, estas se enfadan y en ellas se puede leer, te rechazan unas veces y otras te alagan, pero no dejan de ser sombras en mi camino que se mueven de noche y de día  para llegar a mí vida, me hablan, me sonríen y combaten mi silencio al igual que tu lo hacías, se que todas tienen un dueño, el tuyo siempre seré yo, ahora intento desde esta pequeña ventana descubrir a los amos de las de hoy  y cuando lo voy consiguiendo, veo  detrás de ellos, sombras como la mía.

Yo siempre creí en ti sombra, incluso sin la luz del sol, pero siempre apareciste con el cielo despejado, hoy le pido a las que me llegan por internet, por este bosque de sentimientos deshojado, que se incorporen en sus renglones, que me hablen más fuerte y más claro, que escuchen también mi voz, que hablemos todos y no me sienta hablando solo. No tengas celos sombra niña, siempre serás mi sombra, a estas alturas, con todo lo vivido y aun que sé que hablar contigo es hablar solo, sabes que no me cuesta y mi alma se anima cuando una sombra me contesta…

Un abrazo sombras.

Viejo zorro 

2 comentarios:

  1. No puedo dejar de hacerme sombra para, junto a tí, leerte despacio mientras voy acariciando tus palabras.
    Tienes una capacidad asombrosa, y quizá sea porque viene de la sombra, para ir tejiendo historias con el hilo de tus recuerdos. De aquellos que han cubierto de luz las sombras de los miedos. Las interrogantes hechos preguntas. Los reflejos de los encuentros con uno mismo, cuando la juventud era un niño que perseguía a su sombra para pisarla y ver como esta era esquiva y se alargaba adoptando una forma distinta a su propio cuerpo.
    La inocencia de la niñez me hacía a mí también perseguir mi sombra. Ahora ya es compañera y se nutre de mí y sigue junto a mi callada y fiel. Tanto, como tranquila vive a mi lado, porque sabe que sólo la abandonaré cuando yo no pueda ya formar mi propia sombra.

    Un placer leerte amigo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario pitufa, es bien cierto que no basta con con leer, sino que hay que interpretar y tú interpretas, ya no solo lo que escribo, sino lo que pienso cuando escribo.
    Gracias

    Viejo Zorro

    ResponderEliminar