viernes, 16 de abril de 2010

ADIOS VIEJO AMIGO.


DIBUJO DE VIEJO ZORRO (InFA INOT)

No sé cómo empezar a describir aquel día,
ni sé cómo hacerle  entender  a quien me lea,
el drama  encerrado en aquella  escena
de un  loco que el más cuerdo  se creía,
aunque en los valles de su mente ya no amanecía
y le daba igual un minuto que la vida entera,
él, era todos y nadie y no sabía quién  era,
cuatro cartones y un puente, su casa la le perecían
y en su vida, siempre era primavera.

Hablaba con un intruso, que  habitaba en su mente,
un extraño  que con él no se entendía
y con aquel extraño, él  menos todavía,
los dos se cobijaban en uno, bajo su puente,
la barba blanca y las arrugas en su  frente
delataban la avanzada edad que tenía,
para pesar de quienes le compadecían,
con la mirada lo acariciaban  tristemente
y era todo lo que hacían.

¡Hola viejo loco! De ti se burlan los inocentes,
sí así les puedo  llamar, a los niños de hoy en día,
que al igual que  antaño, hoy serán, ayer serían,
“pobres víctimas” de esos años  inconscientes
en los que jugar es también, maltratar a indigentes,
a desvalidos como tú, que con nadie  te metías,
¿Quien fue la víctima y quien el verdugo, Elías?
¿Que daño hacías cuando ibas a beber a la fuente,
donde nadie te  quería?.

Yo me paré contigo y maldije esa  suerte,
tú discutías con el intruso que siempre te contradecía,
cuando yo te hablaba, tú me mirabas y nada decías,
parecía que me veías, pero tu mirada era ausente,
¿Cómo ayudarte amigo? Si mi ayuda no querías,
todo el mundo que pasaba, de tu drama se reía
y  pagaban tus discursos con  gestos  indiferentes,
un día por la mañana, entre tus cartones yacías
¡Cuánto maldije tu suerte aquel día!

Viéndote allí tirado y mientras al Cielo maldecía,
¡Ya era hora de limpiar este rincón! Decía alguna gente,
pregunté  mirando a lo alto ¿Hay algún dios presente?
 Viendo lo que permite, no puede haberlo, me decía
¿Qué castigó mereció  para que así le pague la muerte?
¿Y qué castigo merece, quien aquí  no se lamente
del desprecio que le hicieron y que no se merecía?
¿Dónde están esos cristianos  que en la pila  bendecían
sus medallas de oro y, santos  de madera relucientes,
mientras tú, abandonado te morías?

Adiós  viejo loco, tú siempre me sorprendías
llamando locos a los que no podían entenderte,
hablabas con el extraño y no sé  de quién te reías,
 alegre y diminuto bajo aquel anciano puente,
tus charlas con el intruso, las escucho todavía,
y me hacen pensar, en la fragilidad de una mente,
en el proyecto que se perdió, de una vida
y la escasa humanidad del pasado y del presente,
la que se palpa cada día…

Viejo Zorro

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