ADIOS VIEJO AMIGO.
DIBUJO DE VIEJO ZORRO (InFA INOT)
No sé cómo empezar a describir aquel día,
ni sé cómo hacerle entender a quien me lea,
el drama encerrado en aquella escena
de un loco que el más cuerdo se creía,
aunque en los valles de su mente ya no amanecía
y le daba igual un minuto que la vida entera,
él, era todos y nadie y no sabía quién era,
cuatro cartones y un puente, su casa la le perecían
y en su vida, siempre era primavera.
Hablaba con un intruso, que habitaba en su mente,
un extraño que con él no se entendía
y con aquel extraño, él menos todavía,
los dos se cobijaban en uno, bajo su puente,
la barba blanca y las arrugas en su frente
delataban la avanzada edad que tenía,
para pesar de quienes le compadecían,
con la mirada lo acariciaban tristemente
y era todo lo que hacían.
¡Hola viejo loco! De ti se burlan los inocentes,
sí así les puedo llamar, a los niños de hoy en día,
que al igual que antaño, hoy serán, ayer serían,
“pobres víctimas” de esos años inconscientes
en los que jugar es también, maltratar a indigentes,
a desvalidos como tú, que con nadie te metías,
¿Quien fue la víctima y quien el verdugo, Elías?
¿Que daño hacías cuando ibas a beber a la fuente,
donde nadie te quería?.
Yo me paré contigo y maldije esa suerte,
tú discutías con el intruso que siempre te contradecía,
cuando yo te hablaba, tú me mirabas y nada decías,
parecía que me veías, pero tu mirada era ausente,
¿Cómo ayudarte amigo? Si mi ayuda no querías,
todo el mundo que pasaba, de tu drama se reía
y pagaban tus discursos con gestos indiferentes,
un día por la mañana, entre tus cartones yacías
¡Cuánto maldije tu suerte aquel día!
Viéndote allí tirado y mientras al Cielo maldecía,
¡Ya era hora de limpiar este rincón! Decía alguna gente,
pregunté mirando a lo alto ¿Hay algún dios presente?
Viendo lo que permite, no puede haberlo, me decía
¿Qué castigó mereció para que así le pague la muerte?
¿Y qué castigo merece, quien aquí no se lamente
del desprecio que le hicieron y que no se merecía?
¿Dónde están esos cristianos que en la pila bendecían
sus medallas de oro y, santos de madera relucientes,
mientras tú, abandonado te morías?
Adiós viejo loco, tú siempre me sorprendías
llamando locos a los que no podían entenderte,
hablabas con el extraño y no sé de quién te reías,
alegre y diminuto bajo aquel anciano puente,
tus charlas con el intruso, las escucho todavía,
y me hacen pensar, en la fragilidad de una mente,
en el proyecto que se perdió, de una vida
y la escasa humanidad del pasado y del presente,
la que se palpa cada día…
Viejo Zorro