miércoles, 5 de mayo de 2010

CONDUCTORES O DELINCUENTES?

Conductores de hoy...


Desde el SEAT 600, las leyes no han cambiado y al no cambiar, no han avanzado acordes con nuestro desarrollo en vías de comunicación terrestre. 
 Nuestras leyes en materia de tráfico rodado, han ignorado y siguen ignorando el progreso de este país en carreteras, en autovías, en autopistas. Han ignorado, e ignoran por completo el avance tecnológico de los vehículos que conducimos hoy. Los políticos que viajan siempre a toda prisa en coches con chofer y ventanillas tintadas, siguen anclados, en lo que al código de la circulación  y toda clase de normativas destinadas a regular el tráfico rodado se refiere, en la era del SEAT 600.

En un país, que pretende ponerse al nivel de Europa y del mundo en la lucha contra el reloj, aumentando la velocidad en los transportes de pasajeros sobre raíles, por mar y por aire, hablamos del AVE, de los trasatlánticos, cada vez más veloces, los aviones, siempre más rápidos, sin embargo en carretera, con un confortable vehículo que ha superado al legendario 600 en motorización, seguridad y confort, el sufrido conductor, provisto del carnet –que se supone le autoriza a conducir los vehículos del siglo XXI- se ve obligado a dormitar en las autovías a la velocidad del utilitario que motorizó a los españoles.

El coche, que cada cual compra y paga como puede, incluidos los impuestos que le clavan, por matriculación y rodaje, etc. cuya recaudación se supone que va destinada a la mejora de nuestras carreteras, cosa que no es fácil de probar,  bueno pues aun demostrando que el vehículo que conduces es de tu propiedad, yo siempre tengo la sensación de que pertenece al estado, pues es quien me lo tiene sometido a todo tipo de controle y vigilancia a través de la D.G.T. No sé el resto de los conductores si tienen la misma sensación, pero yo me siento una víctima dentro de mi coche de un sinfín de imposiciones al amparo de unas leyes cada vez más obsoletas, que no te permiten sacar rendimiento a tu coche, a la autovía, ni al tiempo. Unas leyes que te hacen renunciar  a la libertad  de sentirte cómodo  en tus viajes, una libertad que te quitan a golpe de sanciones, en ocasiones tan injustas que me hacen sentir culpable de haber adquirido un vehículo, que además es mi  y herramienta de trabajo y no una máquina de matar.
Como están las cosas  al menor descuido me puedo quedar sin el carnet de tómbola por puntos y sin ese coche que creía que era mío. 

Con el carnet me pasa otro tanto. Conducir sin él es delito desde que se inventó como permiso de conducir, sin embargo todos pensamos que estudiando el código de la circulación, aprobando los exámenes, teórico y práctico y pagando la autoescuela y tasas correspondiente, estamos autorizados  a sentarnos al volante de un vehículo a motor y conducirlo por las carreteras de España, entendemos que estamos legalizados y en regla y que además eres dueño de la situación...
Eso pensaba yo también, incluso llegué a suponer que mi carnet para todas las categorías de vehículos –que mis sacrificios me costó-  venía a ser algo así como el titulo que legaliza a un maestro para enseñar a nuestros hijos, a un médico para cuidar de nuestra salud, ó a un cirujano para abrirte en canal etc. pero no, hoy y con el carnet por puntos me doy cuenta de que solo he conseguido un salvo conducto para conducir bajo sospecha y en libertad controlada, dependiendo la validez de mi carnet de 12 puntos en los que se ha valorado para conducir todas las categorías y que dependiendo de los taladros que me hagan, me puedo quedar sin él... Claro que en último caso siempre te queda la opción del cochecito sin carnet,  el ciclomotor de 49 c.c. o la bicicleta, son vehículos que no se consideran por ley peligrosos.

No sé qué pensaréis el resto de conductores españoles, yo soy de los que opinan que el hecho de sentarte hoy al volante de tu coche, a no ser que se trate de un sin carnet, el 600 del abuelo, o al manillar del ciclomotor de tu hijo, no hay quien te quite la sensación, al abrocharte el cinturón y meter la primera, de que te acabas de poner al margen de la ley y en cuanto te incorpores a la carretera, te has convertido en un perseguido por tierra, mar y aire. Los sistemas de radar, y ya no hablemos de los móviles, los coches camuflados de Tráfico y otros inventos que se incorporan en el asfalto, te controlan como a cualquier delincuente. Meterte en tu coche hoy en día es lo más parecido a entrar en la casa de Gran Hermano, pero sin premios. La D.G.T. ya no está para ayudar y facilitar la circulación, ni se coloca en sitios estratégicos donde poder evitar accidentes, se esconden estrategicamente sí, pero para darte caza  ¿Afán recaudatorio? ¿Restricciones de país tercermundista?

En cuanto sobrepasas la velocidad de 120 km. h. en autovía porque resulta que llevas un 2000 de cilindrada y se te ocurre por un instante olvidarte de la era del SEAT 600. te caen encima los hombres de Curro Jimenez vestidos de verde, que salen de sus escondites y te fríen con sus armas, que son el bolígrafo y el talonario de multas.

Soy un profesional del volante, desde limosinas, pasando por autobuses, camiones de gran tonelaje, hasta los coches más rápidos y motos de distintas cilindradas, he conducido todo tipo de vehículos a motor y me he recorrido Europa, pisando carreteras malas y buenas, me deslicé por las autovías alemanas sin límite de velocidad y he comprobado que no hay más accidente que en nuestras autovías, he encontrado agentes de tráfico de otros países avisando de su presencia y situados en lugares estratégicos para evitar accidentes e infracciones de esas que desembocan inevitablemente en accidentes, los he visto detener a conductores temerarios, suicidas del asfalto, que los hay, y deben ser perseguidos. Hoy sigo viajando sin parar por nuestras carreteras y veo a menudo autenticas salvajadas al volante, pero nunca hay un agente en estos casos.
En ocasiones he denunciado las matriculas de auténticos delincuentes tomando la carretera nacional por un circuito deportivo y encerrando a otros conductores en sus demenciales juegos y he seguido detrás esperando que apareciera la autoridad y los detuviera, pero nunca tuve esa suerte, sin embargo, si me los encuentro muchas veces escondidos en cualquier punto de cualquier carretera española, en su vehículo camuflado dando el chivatazo a la pareja que más adelante te paran y te crujen por haberte olvidado de que la red de carreteras de este país sigue estando señalizada para el SEAT 600.

Mis experiencias vividas a lo largo de años y kilómetros de asfalto, me hacen pensar que nuestras carreteras se han convertido actualmente en un filón para las arcas del Estado. Por eso me permito decir que en un mundo que trata de ganar tiempo al tiempo y que adapta sus carreteras a las máquinas modernas, a la alta velocidad y que prepara a los conductores para este progreso mundial en la velocidad y la seguridad en el transporte de personas –hablamos de vehículos que nos guían a nuestros destinos u corrigen nuestros fallos- los límites de velocidad que han servido para los coches que arrancaban a manivela, hoy solo son una fórmula para recaudar.

La mayor parte de los accidentes de tráfico se podrían evitar empleando esa multimillonaria recaudación en mejorar los trazados de nuestras carreteras, en señalizarlas mejor, en hacer más autovías, en eliminar los quitamiedos y los puntos negros en lugar de señalarlos,  mejorar la señalización, en fin...
 

Una cosa es la velocidad temeraria, otra, la velocidad que se puede permitir en autopistas, autovías, carreteras de distintas categorías, caminos vecinales, pistas parcelarias,  que aún quedan en nuestro país. Otra es la velocidad moderada y todos entendemos lo que quiere decir y otra cosa es el acoso a los conductores por parte de las leyes de tráfico y los encargados de hacerlas cumplir. Creo que la temeridad en nuestras carreteras hoy no es circular a 140 km h. la temeridad es la restricción  de nuestras leyes en materia de tráfico rodado y la conducta de quienes las dictas y por ende, de quienes las aplican.

Al final voy a recordar con nostalgia al querido 600 que no desarrollaba más de 110, aunque marcaba 120, pero te sobraba carretera y margen legal para correr, ahora nos sobra carretera nos sobra coche, nos sobran señales de limitación, nos sobra represión al volante, ó al manillar de una moto y tenemos un carnet de conducir por puntos convertido en un billete de metro que van agujereando hasta invalidarlo si es preciso.

Pero nada de esto que digo en esta reflexión le importa a nadie, porque los conductores de hoy somos de goma y aguantamos lo que nos echen, como el resto de ciudadanos ¡Qué más da! Pues vivimos en un país donde es más fácil meter a un conductor en la cárcel que a un terrorista, a un violador, o a un asesino que mata por placer.
 

Viejo Zorro

1 comentario:

  1. Este blog debería tener una vida más acorde con la velocidad que impera en la Vida. Sobre todo, para no quedarse estacionado en donde no se daba aunque se pueda. Que luego pasa lo que pasa.

    Un abrazo.

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