domingo, 15 de marzo de 2009

EL HOMBRE DEL ESPEJO.


El hombre del espejo…
Nunca he hablado contigo, hombre del espejo, porque nunca ha sido necesario, nos hemos entendido hasta ahora a través de interrogantes miradas y de algún gesto, casi siempre de cumplido, por mi parte. Alguna burla que otra te he dedicado y tú me respondiste al instante, sin darme tiempo a dejarte plantado, pero hoy te voy a decir, hombre del espejo, que por mucho que lo has intentado, nunca has conseguido que me viera en tu reflejo.
Hoy te veo detrás del brillo de ese cristal y te veo diferente, peinas canas y afeitas barbas blancas, te mueves igual que yo, en eso no has cambiado, sigues imitando mis movimientos y me das la espalda cuando yo te la doy, pero ya no me engañas. Hubo un tiempo que veía mi imagen en ti reflejada, pero tú sabes que nunca ha sido así, que el hombre que llevo dentro de mí, nunca cruzó tu ventana, y ese hombre es el que soy.
Nunca habíamos hablado hasta hoy, la verdad es que me había acostumbrado a ti y pasaban los años, pasaban los meses y los días y yo no advertía que te estabas haciendo mayor, hasta que una mañana, que no me levanté muy bien, te miré más detenidamente y no te reconocí, te movías igual que siempre imitando cada mueca mía, pero en ti no veía nada de lo que querías mostrar de mí, no me veía como me siento, pero me sentía mal de verte, no dejé que te peinaras conmigo, me agache y me peiné escondido para no verte.
Tú, hombre del espejo, oculto y siempre al acecho detrás del brillo de ese cristal ¿Qué magia has hecho conmigo, que con el paso del tiempo no te he visto cambiar? Nos conocemos desde niños y siempre te he visto igual ¡Qué bien me has engañado, para que no me diera cuenta de que te estabas haciendo viejo! Hoy te veo y no puedo más que entristecerme al pensar, que el mundo me verá como tú quieres verme y no como yo me veo y viéndote me pregunto ¿Quien va a querer escuchar que no soy el hombre que aparento, sino el que llevo dentro?
Siempre he huido de tu sinceridad, de lo que veía a través de tu ventana, incluso cuando el rey de la juventud y del mundo me consideraba. Tú siempre has querido llevarme la contraria, cuando yo quería ver a un hombre maduro al otro lado del cristal, tú te encaprichabas en reflejar a un niño para burlarte de mí, hoy sin pedirme cuentas, te presentas tan maduro y más mayor aún que yo, para atarme a una edad que no siento ni te voy aceptar, por eso hoy, quiero hablar contigo y te quiero preguntar ¿De quién eres reflejo, hombre del espejo?
Para mí eres solo un reflejo, cierto que me haces pensar, pero la imagen de mi alma nunca me la podrás mostrar, reflejarás en tus ojos lo que quieras ver en los míos, las canas me echaras en cara y si me ves enamorado, harás burla de mi felicidad, pero no serás más que el hombre del espejo y por más que mis años me quieras revelar, sabes que dentro llevo un niño que siempre te puede ignorar. No te valdrán artimañas para cogerme desprevenido por la mañana. No te valdrá mostrarme las arrugas de la sonrisa para demostrarme que el tiempo pasa por mi lado deprisa, yo miraré en mi interior, mientras tú detrás del pulido cristal, solo podrás quedarte con la foto de mi exterior, nada más.
Viejo Zorro A tí

1 comentario:

  1. Ya era hora amigo, que el hombre del espejo se mirara de nuevo en el cristal. Este relato tuyo me gusta especialmente. Espero que sigas dejando tu prosa cargada de vida y sentimiento.

    Un abrazo.

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